UN RÍO ROJO Y NEGRO

“El siguiente texto merece una pequeña introducción: fue escrito el 19 de julio de 1979. Mucho tiempo ha pasado, muchas cosas han cambiado, el mundo ya no es el mismo, ¡pero nada puede igualar lo que sentimos la madrugada de ese día, cuando nos despertamos con la noticia del triunfo de la Revolución Sandinista!”

Francisquito transitaba la calle, un poco perdido, buscando algo que no encontraba, entre cráteres producidos por granadas, vidrios explotados y restos de autos calcinados. La mochila que cargaba con trabajo a su  espalda llamó la atención de una patrulla de soldados y fue interceptado. En su interior transportaba algunas cajas de balas M-1. Francisquito era un adolescente, casi un niño, lo que no impidió que fuera llevado a la comisaría y torturado toda la noche para que revelara dónde estaban sus cómplices. Les cuenta que no tiene cómplices, que su padre ha muerto, que ha visto morir también a varios de sus compañeros, entre ellos su amigo Douglas, quien con su último aliento le ha pedido que tome su mochila y la transporte hasta donde están los combatientes que llama “de la libertad”. Pero no sabe dónde están. Como no conoce el centro de la ciudad se perdió y fue entonces que lo encontraron los soldados. El sargento que comanda a los soldados no le cree, lo golpean, le aplican picana eléctrica, de tanto en tanto le echan un balde de agua para que despierte. Entre estertores escucha a sus captores, se corre entre ellos la versión de que los jefes han huido y los han abandonado para que cubran su fuga. Con alivio siente que lo dejan en paz, al menos por un rato.

Una claridad rojiza comienza a filtrarse por las persianas. Siente tiros, gritos, explosiones. Sus carceleros escapan dejándolo abandonado. Alguien entra y pide vendas y suero. Se desvanece. Cuando despierta una muchacha de rostro franco y largos cabellos negros le arrima un vaso de agua y le dice que se quede tranquilo, que lo peor ha pasado y que va a estar bien. No pregunta nada, respira hondo, contempla los rostros amigables a su alrededor y sabe que su tormento ha llegado a su fin.

Es el 19 de julio de 1979. Un río rojo y negro se desplaza por las calles hacia el centro de la ciudad. El Frente Sandinista de Liberación Nacional ha entrado en Managua.